28thEne

“Así te recordamos, desde el amor”: ocho años sin Angie Carrillo

«¡Grita si te sientes en peligro, yo te ayudo!

Nunca supe si mi hija gritó cuando se la llevaron”.

Anónimo

Hoy, 28 de enero de 2022, se cumplen ocho años de la desaparición y femicidio de Angie Carrillo Labanda. Su familia la rememora como una joven cariñosa y carismática, con ganas de caminar por el mundo persiguiendo sus sueños. Esta a su vez, es también la historia de una madre inquebrantable, que con entereza y resiliencia está aquí exigiendo verdad y justicia.

«Voy a reír, voy a bailar, vivir mi vida, la, la…” al compás de la canción de Marc Anthony,  Angie Marienela Carrillo Labanda, de 19 años, bailaba y tarareaba en el comedor de su hogar. Más tarde, tras una larga jornada comía una salchipapa con sus amigas de la universidad y para terminar el día no había nada mejor que el pastel de chocolate preparado por su mamá», recuerda con nostalgia su madre Yadira Labanda.

La lucha por encontrarla

La vida de Yadira Labanda y su familia cambió por entero el 28 de enero de 2014, a las 11:30, cuando habló por última vez con su hija, Angie. Ella nació en Lago Agrio, Amazonía norte del país, es la mayor de cinco hermanos y fue vista por última vez en la ciudad de Riobamba, cuando fue a retirar dinero en un cajero.

 

Angie junto a sus hermanas y su mamá. Foto: archivo familiar

Tras retirar el dinero, Angie habría viajado a Quito para terminar su relación sentimental con su exnovio, quien la acosaba. Él la recogió en el Terminal de Quitumbe, sur de la ciudad, y la llevó a una casa en el sector de Carcelén, norte de Quito. En ese lugar, Angie le habría pedido que no la busque más y que terminaba su relación; él enfureció, la estranguló y la golpeó con una piedra en la cabeza. Así se conoció el 4 de mayo de 2016.

Durante dos años,  su madre  Yadira Labanda dejó la ciudad de Riobamba y vino a Quito a buscar a su hija. Recorrió calles pegando afiches, realizó plantones, participó en marchas y tocó la puerta de cada medio de comunicación para difundir que Angie no está, qué alguien la desapareció: su ex novio. Hipótesis que se constató en 2014,  cuando Angie fue localizada sin vida en una quebrada, en el sector de Carcelén, al norte de la capital. Por estos hechos, la expareja de Angie fue sentenciado a 26 años de prisión por femicidio.

Según el Ministerio de Gobierno, el 55.6%  de las desapariciones son mujeres. El año 2021 se registró como el año más violento en la región. De acuerdo con el Consejo de la Judicatura, entre el año pasado y enero de 2022 hubo 226 muertes por violencia de género. De ellas, 69 son femicidios.

Las mujeres en el país siguen siendo desaparecidas, siguen siendo asesinadas y se les siguen vulnerando el derecho a verdad, justicia y memoria.

La reparación integral

Ocho años después, todavía se siente la ausencia y el vacío que dejó Angie en su familia. Su madre Yadira Labanda afirma: “es duro, pero necesario hablarlo” como la única manera de sensibilizar a otras madres y hogares sobre el círculo de violencia estructural, cultural y sistemática a la cual estamos expuestas, dice. Esto con el fin de prevenir estas situaciones, actuar a tiempo, pedir apoyo y adoptar las medidas o políticas necesarias.

«Hacer más campañas de sensibilización para que no hayan más Angies asesinadas, para que más Angies puedan cumplir sus sueños”.

Yadira Labanda explica que las “reparaciones integrales” no deberían basarse solo en una compensación económica (que a veces ni llega), sino que deben ir más allá de «la sentencia está ejecutada». Yadira Labanda propone llevar a cabo reparaciones simbólicas como sembrar árboles, trabajar en campañas de prevención, charlas, etc.

“Las instituciones del Estado deben garantizar que las medidas de reparación se cumplan, sin embargo no realizan el debido acompañamiento y seguimiento en las familias, asegura Yadira Labanda. A veces, muchas madres desisten de exigir justicia cuando su hija es víctima de femicidio porque los procesos son lentos, no hay respuestas o la justicia e instituciones no actúan como deberían y viven con esa incertidumbre e impotencia por años”.

Llegó a Riobamba para estudiar Medicina, cursaba el primer año en la  Escuela Superior Politécnica de Chimborazo. Foto: archivo familiar.

Ella comenta sobre la gran cantidad de hijas e hijos sin madres por femicidio. ¿Qué pasa con ellos? ¿Quiénes aseguran que estén bien? En Ecuador, son más de mil niños y niñas. La sociedad y en parte, las instituciones culpabilizan a las mujeres por las diferentes situaciones que ellas hayan atravesado. Inclusive el volver a narrar sus historias, vivir las sentencias las expone, las vulnera.

Angie es fuerza

El duelo, el proceso ha resultado desgastante en lo económico, físico y psicológico. Yadira Labanda dice: «recuerdo a mi hija desde el amor, como lo más bonito».

El sueño de aquella niña nacida un 4 de junio de 1994 era ser doctora y se avecinó a estudiar medicina en la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, en Riobamba. Allí cursaba el primer año.

Collage de fotos de la vida de Angie. Foto: archivo familiar

Hoy y después de tanta lucha, su madre Yadira Labanda cursa la carrera de Derecho para levantar su voz por las mujeres en Ecuador, que son parte de una violencia machista, legitimada en la sociedad empezando por bromas, chistes o estereotipos y que inclusive terminan cegando vidas.

La mujer que se ha convertido en una defensora de derechos humanos comenta que al graduarse como abogada, “su Angicita” también estará presente en forma de mariposa, colibrí, estrellas o montañas. Observando a su madre desde el cielo, cumplir uno de sus sueños.

Yadira y sus hijos ahora atraviesan un proceso de sanación, de volver a encontrarse a sí mismos, de volver a confiar en las personas. “Aprendiendo a sanar, que no significa olvidar sino recordar de distintas formas”.

Es por ello que Yadira Labanda preserva para sí y los suyos un recuerdo simbólico y que tal vez las cenizas esparzan ese recuerdo, en el viento como libertad, rememoración o paz.

Foto de portada: Yadira Labanda junto a la foto de su hija. Foto: Muestra fotográfica Ausencias Presentes

Jazmin Gualotuña (Machachi, 1994)

Egresada de Comunicación Social, periodismo de la Universidad Politécnica Salesiana.

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