Han pasado cinco largos años desde la desaparición de Yajaira Alvarado Martillo y su madre, Yajaira Martillo, sigue exigiendo respuestas, buscando justicia, sigue aferrándose a la esperanza de volver a verla.
Este año, Yajaira cumpliría 18 años. Su madre la recuerda como una niña llena de alegría con una energía contagiosa, siempre dispuesta a hacer reír a los demás con sus bromas y su sonrisa. Amaba conversar, jugar y soñar. Su mayor ilusión era convertirse en cantante y con su voz, dice su madre, iluminaba cualquier espacio en el que estuviera.
El día de la desaparición
Pero la vida de Yajaira de espíritu noble se vio interrumpida demasiado pronto. El 13 de febrero de 2020, Yajaira salió de su colegio ubicado en Naranjito, Guayas, tenía 13 años. Esa mañana la vieron a las afueras del colegio y luego ya no conocieron más de su paradero. Desapareció.
El día de la desaparición, el miedo se apoderó de su madre mientras cruzaba las puertas de la comisaría. Su voz temblorosa apenas pudo formular la denuncia: su hija, su pequeña, había desaparecido. Pero la respuesta que recibió fue un golpe helado. «Tranquila, seguro se ha ido con su novio. Ya volverá«. No receptaron su denuncia. Le dijeron que esperara de 24 o 48 horas, como si el tiempo no fuera una sentencia, como si cada minuto no fuera una eternidad en la incertidumbre.

Yajaira Alvarado tenía 10 años en la foto y crusaba 6to año de básica. Foto: archivo familiar
La negligencia de las autoridades
La ley era clara, pero fue ignorada. La denuncia debió ser recibida de inmediato. La Alerta Emilia debió activarse sin demora. Pero no lo hicieron. No hicieron nada. Su hija tenía apenas 13 años y el sistema, ese que debía protegerla, la dejó en el olvido.
Hubo testigos, hubo nombres, hubo pruebas… y aun así, la justicia le dio la espalda.
En abril del 2022, trabajadores del ingenio azucarero San Carlos, en el cantón Marcelino Maridueña, provincia de Guayas, encontraron una osamenta y pertenencias de Yajaira Alvarado. Las autoridades aseguraron que los restos óseos pertenecen a Yajaira, pero aún no han realizado exámenes de ADN que lo respalden.
«Me dieron a mi hija por muerta sin pruebas. No investigaron a los sospechosos porque dijeron que no había suficiente evidencia, aunque había videos, aunque había testigos. Dejaron ir a la personas que la vio por última vez. La soltaron y luego desapareció».
Las autoridades fallaron. No actuaron cuando debieron hacerlo y ahora, cinco años después, la incertidumbre sigue siendo el peso más grande que carga la madre.

Yajaira Alvarado junto a su madre, Yajaira Martillo, en la ceremonia de clausura del año lectivo 2018. Foto: archivo familiar
El legado de Yajaira
A pesar del dolor, Yajaira Martillo se niega a rendirse. Se aferra a los recuerdos de su hija, a su luz, a sus sueños. Desde pequeña, Yajaira tenía un corazón generoso. Con solo nueve años, propuso recolectar juguetes para niños de escasos recursos y logró hacerlo dos años seguidos. Su madre continúa con su legado, cumpliendo el deseo de su hija de ver felices a los niños.
«Yo sé que cuando ella regrese, porque sé que va a regresar, seguirá haciendo lo que más le gusta: llevar alegría a los demás».
Lo único que Yajaira pide es que no dejen de compartir la foto de su hija, que su rostro siga recorriendo el mundo porque alguien, en algún lugar, deber saber algo.
Un grito de justicia
Cinco años de búsqueda. Cinco años de fe. Cinco años exigiendo justicia. A las autoridades, a quienes callaron y a quienes miraron hacia otro lado, Yajaira Martillo les dice:
«Esta vez fue mi hija. Mañana podría ser la de ustedes. Les pedí ayuda y no hicieron lo que debían. No soy nadie para juzgarlos, pero Dios sí lo hará. Solo quiero la verdad. No quiero que la historia de mi hija sea un caso más en el olvido».
A todas las madres que, como ella, esperan con el alma rota pero la esperanza intacta, les dice: «No estamos solas. Nos entendemos y vamos a seguir luchando».
El caso actualmente se encuentra cerrado. Su madre continúa exigiendo a la Fiscalía y Policía Nacional que busquen a su hija, pues ella continúa desaparecida mientras se compruebe lo afirmado con las pruebas ADN.
Y a su hija, a su niña, dónde quiera que esté le susurra con el corazón lleno de amor y nostalgia:
«Aquí te esperamos, hija. No importa cuánto tiempo pase. Las puertas y nuestros brazos estarán abiertos para ti. Nunca dejaremos de buscarte. Nunca dejaremos de amarte».
«Con ella hemos perdido tantos momentos que jamás podremos recuperar. Le hubiese encantado ver crecer a sus sobrinos, seguir cantando, cumplir sus sueños. Pero donde sea que esté, sé que sigue cantando, con la esperanza de que algún día volverá a casa».
Foto de portada: Yajaira Alvarado junto a su madre Yajaira Martillo y sus hermanas Fernanda, Juliana y Valentina. Archivo familiar