Desde hace casi tres años familiares de
desaparecidos en Ecuador realizan todos los miércoles un plantón
en la Plaza Grande, en el centro histórico de la capital Quito,
para sensibilizar a autoridades y ciudadanos acerca del
problema, retomando una tradición de lucha por los
desaparecidos políticos.
desaparecidos en Ecuador realizan todos los miércoles un plantón
en la Plaza Grande, en el centro histórico de la capital Quito,
para sensibilizar a autoridades y ciudadanos acerca del
problema, retomando una tradición de lucha por los
desaparecidos políticos.
Antes del mediodía, una decena de personas desenrollan
pancartas donde se descubren fotos de jóvenes, adultos, niños,
hombres y mujeres desaparecidos.
Algunos transeúntes se detienen a pasar revista los carteles
con un centenar de desaparecidos, mientras una mujer explica su
presencia frente al Palacio de Gobierno.
Pertenecen a la Asociación de Familiares y Amigos de Personas
Desaparecidas en el Ecuador (Asfadec) y piden la solidaridad de
la gente con su causa, afirma su secretaria, Lidia Rueda.
«El dolor no calma, son 24 horas al día por todo el tiempo
que no están», confiesa Rueda con la ayuda de un megáfono.
Entre 2013 y 2014 se presentaron 18.550 denuncias de
desapariciones en la Fiscalía, 1.606 de las cuales no han sido
resueltas, expone la dirigente de la Asociación.
Tras la introducción, empiezan testimonios como los de Telmo
Pacheco, quien busca a su hijo desde hace «3 años 4 meses»,
cuando desapareció misteriosamente en la ciudad austral de Loja.
El ahora presidente de la Asfadec denuncia que su caso fue
«cerrado» dos veces por «absurdos» de la Fiscalía, pero gracias
al apoyo de otros familiares y a la presión ciudadana, logró
reabrirlo.
«Si nosotros no estuviéramos en la Plaza Grande los
miércoles, esto vuelve a cero», advierte a ANSA Pacheco, quien
también reclama la falta de especialistas en el país.
Las intervenciones se intercalan con varias consignas: «Dónde
está la justicia?, Desaparecida!»,
«Desaparecidos en Ecuador, ¡nunca más!».
Pacheco cuenta que siempre veía manifestarse al colombiano
Pedro Restrepo, padre de dos jóvenes que desaparecieron en manos
de la policía en enero de 1988, pero nunca se imaginó que le
tocaría seguir sus pasos.
Luego de un año de infructuosa búsqueda, los padres de
Santiago (17) y Andrés (14) Restrepo Arismendi, empezaron a
salir cada miércoles a la plaza para reclamar acciones a las
autoridades.
A lo largo de los años se fueron uniendo más personas que
también sufrían la desaparición de sus familiares, algunos
miembros del extinto grupo guerrillero Alfaro Vive Carajo.
Parte del gobierno de Sixto Durán-Ballén (1992-1996), los
familiares encontraron la plaza bloqueada, recuerda el músico
Jaime Guevara, quien cantó el hecho en «Cerco de miércoles».
La tenacidad de los Restrepo marcó un hito en la lucha por
los derechos humanos en el Ecuador, pero hasta ahora los cuerpos
de los menores no aparecen.
Coincide que la nueva etapa de plantones a mitad de semana la
inició el colombiano Walter Garzón, padre de Carolina Garzón,
quién empezó a manifestarse a favor de su hija, desaparecida en
abril de 2012.
El rostro de Carolina (22 años) todavía se puede ver en las
pancartas junto con las de David Romo, Carlos Benavides, Magaly
Jiménez, María Guerrero y otros 80 desaparecidos buscados por
Asfadec.
Guevara no diferencia entre los desaparecidos políticos
anteriores y los actuales, de índole delincuencial, al igual que
la respuesta estatal de «indiferencia» y a veces de «represión».
«Esta es la única presión que funciona», sostiene el músico,
quien respalda este tipo de plantones desde marzo de 1989.
Si anteriores presidentes desalojaron a los familiares, el
actual los invita a conversar, como ocurrió el último jueves.
«Lamentablemente todavía las estructuras del Estado responden
a poderes y si tal vez los desaparecidos no tenían poder,
sufrían la indolencia», reconoció Rafael Correa al reunirse en
la Presidencia con 40 familiares.
En la cita, el gobierno se comprometió a traer antropólogos
forenses de Colombia y Venezuela para ayudar en las búsquedas.
A pesar de las reuniones con el mandatario, Pacheco todavía
confía más en la presión que puedan hacer él y sus compañeros.
«Dure lo que dure, cueste lo que cueste, si luchamos como
hermanos, a los desaparecidos los encontramos», se escucha otra
vez en la plaza central de Quito.
LAD-ADG/ACZ
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