Las historias se repiten. Viajan de provincia en provincia, mandan a imprimir afiches, duermen en modestos hoteles, visitan morgues y pasan semanas en la Fiscalía. Otros perdieron sus trabajos, acabaron sus ahorros, se endeudaron en bancos y su sueldo lo destinaron al pago de trámites, movilización, copias de documentos, abogados. Todo para buscar a sus
