José Luis Valencia Ruiz tenía 22 años de edad cuando desapareció el 21 de diciembre de 1995, en el sector Miravalle, Cumbayá, provincia de Pichincha. Fue visto por última vez a cien metros de su casa. Han pasado 29 años y todavía no hay una pista sobre su paradero.
Un estudiante centrado
Alegre, serio, cariñoso y preocupado por la realidad social que lo rodeaba son las características que definen a José Luis Valencia Ruiz, dice su tío Luis Valencia de la Torre. Él era un estudiante aplicado que llevaba una vida tranquila, no se metía en problemas con otros jóvenes o con su propia familia. De hecho, cada tanto visitaba a su tío en Guayaquil.
Su padre, médico pediatra, y su madre, enfermera, ambos docentes de la Universidad Central del Ecuador nunca se quejaron de José Luis. No estaba involucrado en ‘malos pasos’ y salía con sus amigos a divertirse como cualquier muchacho universitario”, dice su tío. Recuerda cada conversación con José Luis.
En nuestras conversaciones, nunca fue superficial, sino más bien entendía la situación social en la que vivía. Pero tampoco entraba en polémicas, estaba abierto a escuchar a los demás”. Luis Valencia de la Torre, tío de José Luis Valencia
Un ejercicio de dudas y datos erróneos
José Luis salió rumbo a la universidad como todo estudiante el 20 de diciembre de 1995. Cursaba el segundo semestre de Ingeniería Eléctrica en la Escuela Politécnica Nacional de la ciudad de Quito. Ese día ingresó a clases y luego se reunió con varios de sus compañeros para ir a la fiesta de la Facultad.
Lo que ocurrió ahí no es claro. Lo único que sabe su familia es que a la medianoche salieron de la fiesta. Él no regresaba solo a casa. Todo el grupo retornaba a sus hogares en un automóvil camino a Tumbaco. Adentro del auto, quizá hablaban amenamente de las clases, de la fiesta que dejaron atrás o quizá miraron al futuro y conversaron de sus rumbos profesionales, sus familias, los viajes que querían hacer.
Aproximadamente a las 00:30 de la madrugada, sus compañeros condujeron el vehículo a una gasolinera en Miravalle y José Luis estaba dentro del auto, así lo aseguró el despachador del lugar en la investigación. Sus compañeros encendieron el auto y salieron de la gasolinera.
Más adelante, José Luis se bajó y caminó hacia su casa, que se hallaba a cien metros. Solo cien metros lo separaban de un retorno cotidiano y esperado, eran cien metros hasta la entrada de su vivienda, cien metros que lo acercaban a un merecido descanso de la jornada y de la vida estudiantil.
En aquel momento, José Luis volteó a ver a sus compañeros y levantó la mano. Con esa señal, ellos se despidieron desde el interior del vehículo, éste dio la vuelta y siguieron su camino. Esa fue la última vez que lo vieron. Fue el 21 de diciembre de 1995 en la avenida Oswaldo Guayasamin y calles 24-10 Francisco de Goya, en Miravalle, Tumbaco.
Su camino de retorno parecía tan seguro, tan usual, que no era concebible que sus familiares no lograrán abrazarlo otra vez.
Mira un poco de nuestra entrevista con Luis Valencia de la Torre, tío de José Luis, acerca de los inicios del caso.
A pesar de que Luis Valencia de la Torre presentó la denuncia ante la Policía Judicial por la desaparición de su sobrino José Luis, ya que la Dinased no existía en ese momento, las autoridades dejaron de lado la investigación.
Inteligencia Militar hizo un informe sin hallazgos o indicios, mucho menos algún resultado eficaz para conocer el paradero de su sobrino. El Ejército se involucró ante la posibilidad de que José Luis haya sido incorporado a grupos como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Colombia o a los movimientos revolucionarios internos como Alfaro Vive Carajo.
Familiares rechazan la hipótesis de la Fiscalía
El proceso se ha visto envuelto en hipótesis revictimizantes que barajan la posibilidad de que José Luis “se haya ido con alguna mujer, por despecho, por mal de amores o por rencores familiares”, según la Fiscalía. Su familia rechaza estos criterios. Ellos lo conocen bien, saben que es un muchacho tranquilo, estudioso y sin vicios.
Además, los documentos personales y la cédula de identidad de José Luis están en su casa, nadie ha acudido a retirarlos y tampoco hay renovación. Si José Luis se fue por su propia voluntad necesitaba su cédula y documentos.
La familia cree que José Luis pudo sufrir un accidente de tránsito, pero no hay información en centros hospitalarios, ni rastros de sangre, ni hubo cuerpo en la morgue para identificarlo. Otra conjetura que Luis Valencia de la Torre ha manejado en su mente, es que la Policía lo aprehendió bajo la creencia de que José Luis pertenecía a un movimiento revolucionario de jóvenes y “se les fue la mano”. Esto explicaría la falta de archivos, correspondientes al 20 y 21 de diciembre de 1995, en entidades de control.
Mientras tanto, el Ministerio de Gobierno en su cuenta de X (Twitter) publicó un afiche el 4 de noviembre de 2015 con una imagen restaurada digitalmente y una edad errónea, sin mayores características o su fecha de nacimiento.
#AyudanosAEncontrarlo, José Luis Valencia Ruiz se extravió en #Quito. Recompensa 200.000 dólares. pic.twitter.com/0WEq2lf7XV
— Ministerio de Gobierno Ecuador (@MinGobiernoEc) November 4, 2015
Ya estamos 2024: ¿Hasta cuándo habrá una respuesta?
Evidentemente muchos casos de personas desaparecidas han quedado en pausa. Se investiga cuando hay presiones, presencia de familiares e intereses involucrados. La familia de José Luis ha buscado verdad y justicia por su cuenta y desde los recursos disponibles. Sin embargo, es tarea de la Fiscalía y organismos estatales reconocer que la vida de las personas desaparecidas es importante para la familia y para la sociedad.
Varios de los familiares de una persona desaparecida han dejado de trabajar para embarcarse en una búsqueda que puede llevar años, para difundir afiches o para organizarse en platones y eventos conjuntos que exigen a las autoridades que hagan su trabajo.
Nadie tiene dinero para contratar un detective. Todavía no se ha vuelto un mecanismo de presión hacia el Gobierno para que realmente entreguen recursos, no solo económicos sino también para traer investigadores que realicen mapeos”. Luis Valencia de la Torre, tío de José Luis Valencia
Actualmente, no hay nuevos indicios o algún avance en el proceso. Lo que sí ha ocurrido en el caso son vulneraciones y trabas.
La teoría de Luis respecto a la desaparición de su sobrino y su relación con la Policía no es un rumor sin fundamentos. El artículo de María Cristina Solís-Chiriboga presenta datos de la Comisión de la Verdad creada en 2007 y registra 456 víctimas de tortura, privación arbitraria de la libertad, violencia sexual, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales por parte de oficiales de la Policía, Fuerzas Armadas y funcionarios judiciales. El 84% de las víctimas fueron hombres, mientras el 16% mujeres. Agrega que el 68% de los casos de violación de derechos humanos sucedió entre 1984 y 1988, bajo el gobierno de Febres Cordero y el 32% restante ocurrió entre 1989 y 2008.
Foto de portada: José Luis Valencia está desaparecido desde el 21 de diciembre de 1995. Foto: archivo/Asfadec