Han pasado 10 años desde la desaparición de Camilo Tobar Abril. Un hombre alto, de tez trigueña y cabello rizado. Trabajaba como chofer de una panadería en Cumbayá. Sus compañeros lo vieron por última vez a las 13:00 del 17 de abril de 2012, cuando fue al local a entregar las facturas y el dinero que había ganado ese día. Uno de ellos indicó que observó cuando se marchaba rumbo al Chaquiñán, hacia la ruta de los ciclistas, y es lo último que se sabe de él.
Para Pilar Tobar, hermana de Camilo, todos estos años pueden describirse como una “expectativa” constante. “Si suena el teléfono a la madrugada, si hay un papel medio extraño, siempre hay esa esperanza de que a lo mejor es él, que a lo mejor hay una noticia, que a lo mejor alguien nos va a decir algo”, sostiene.
Por el caso han pasado 10 fiscales y 15 policías investigadores. En varias ocasiones se intentó archivar el proceso porque no se encontraron nuevos indicios para localizar a Camilo. Sin embargo, según Pilar, hubo varias evidencias que no fueron tomadas en cuenta. Por ejemplo, los dos celulares de Camilo estuvieron activos durante tres meses, pero no se hicieron esfuerzos por rastrear su ubicación. “En esos tres meses pudimos haber descubierto si fueron vendidos, donados, regalados, botados o era mi hermano el que estaba usando”, agrega.
No voy a dejar de buscar a mi hermano
La última pista que la familia de Camilo encontró fue una señal de celular del posible lugar donde desapareció. “A esas coordenadas llegamos al cabo de ocho a nueve años que, no sé si se mejoraron antenas o qué, pero se ubicó el lugar, que es una nueva urbanización. Pero hasta ahora no hemos conseguido que un fiscal dé la orden de ir a ver cuál es ese preciso lugar”, indica.
Según Pilar, ese sitio coincidiría con versiones de personas que les dijeron donde estaba su hermano por última vez y la persona con quien estuvo. Pero aún no se investiga. Por eso, en cuatro ocasiones, Pilar ha pedido que se hagan revisiones al debido proceso, pero la Fiscalía siempre le responde que el caso sí está siendo investigado. Aunque la última acción que se hizo fue en mayo del 2021.
A pesar de las trabas en las averiguaciones, la familia de Camilo lo siguen buscando. “Cuando todo el mundo nos dice: ´ya olvídese, ya 10 años a lo mejor está muerto, si en 10 años no ha regresado a lo mejor no quiere regresar con la familia´. Mientras no me demuestren que es así, yo sostengo que no voy a dejar de buscar a mi hermano, no voy a dejar de publicar su foto porque no es una mascota que desapareció y debo recordarle con cariño. Es un ser humano, es mi hermano”, reflexiona Pilar.