Desde el 19 de octubre del 2015, la familia Cauja Sinche no volvió a saber nada del paradero de Wilson, de 47 años, quien sufría de esquizofrenia y se sometía a tratamientos psicológicos para controlar su estado. Su hermana, Pilar Cauja Sinche, exige al fiscal del caso una investigación más exhaustiva.
“Wilson Salvador Cauja Sinche es mi hermano. Siempre fue un chico sano hasta la adolescencia. Cuando cumplió 18 años le diagnosticaron esquizofrenia. Desde allí se lo mantenía controlado con tratamiento psicológico por los episodios de agresividad que presentaba”, relata Pilar.
Aparentemente, Wilson estaba estable. Solía salir de su casa y regresaba después de aproximadamente dos horas y en el transcurso del día era visto o reconocido por sus vecinos o vendedores del sector del Cristo del Consuelo, suroriente de Guayaquil, ciudad donde vivía.
Sin embargo, la familia de Wilson se alarmó cuando empezó a salir y a volver un día después a su casa y por su enfermedad, presentaba signos de desorientación. Su hermana recuerda que una sola vez, Wilson salió y no volvió por alrededor de seis meses, luego él fue localizado en Salinas, gracias a la difusión de algunos medios de comunicación.
“Después de este acontecimiento, empezamos a tener más cuidado con mi hermano, sobre todo mi madre. Pero ella tenía un pequeño negocio, diagonal a nuestra casa. Mi mamá lo llevaba todos los días hasta el local y ahí podía estar más pendiente de él. Pero el 19 de octubre, se descuidó por temas de su negocio y es ahí cuando desapareció y sin ser visto por nadie del barrio”.
Pusieron la denuncia 20 días después porque mantenían la esperanza de que Wilson regrese por voluntad propia y porque empezaron a buscarlo por las calles con ayuda de amigos y vecinos, pero sin resultados. “El fiscal del caso nos dijo que tengamos presente que él es una persona con discapacidad psicológica y por eso se perdió. Que quizá esté vivo, caminando por cualquier otro lugar”, recuerda Pilar.

Pilar Cauja sostiene fotografías de su hermano Wilson Cauja en el taller organizado por INREDH en febrero de 2021, en la provincia de Esmeraldas.
La salud de María Sinche, madre de Wilson, se ha deteriorado en estos seis años. «Los primeros días no comía y ahora se alimenta pero sin ánimo. Le rogamos que coma para que esté fuerte para el día en que mi hermano regrese. Mamá tiene 84 años y está muy demacrada. Me duele verla así. Sobre todo porque el deseo de mi madre, en su desesperación, es salir nuevamente a pie a las calles a buscarlo”.
Pilar junto a su esposo ha recorrido todos los cantones del Guayas. Imprimieron afiches, preguntaron en hospitales, albergues, morgues y hasta en la cárcel. “Nadie lo vio y nadie sabe de él. Solo la vez que fue encontrado en Salinas, recibimos una pista, gracias a la difusión de su caso”, asegura Pilar.
«Le pido al fiscal que más allá de la enfermedad de mi hermano, haga una investigación más exhaustiva, como si se tratara de un familiar propio y que haga su trabajo con más empeño para encontrarlo”.
Pilar Cauja, hermana de Wilson
Según cifras de Fiscalía, Guayas junto a Pichincha puntean como las provincias con más casos de desapariciones en el Ecuador (17% cada una). Además, no hay estadísticas de cuántas personas con problemas psiquiátricos han desaparecido en el país.
Pilar aún recuerda a su hermano con pelo lacio, nariz sobresaliente, ojos negros, bigote y piel color canela como no tenerlo presente en mi mente. A pesar de no tener pistas claras más la salud deteriorada de su madre, mantiene la esperanza de encontrarlo. “Tenemos la fe puesta en Dios y más desde que conocimos a la Asociación de Familiares y Amigos de personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec) gracias a la familia de Giovanna Pérez y en especial a su prima que vive en Guayaquil, empezamos a tener más aliento para seguir luchando por mi hermano”.
Fito de portada: Asfadec realizó un plantón en los exteriores de la Fiscalía de Guayas para exigir respuestas sobre las personas desaparecidas en esa provincia.